He de reconocer que tengo un problema. Cuando en los trending topics de Twitter veo el nombre de una persona, lo primero que se me viene a la cabeza es que se ha muerto. Sin embargo, cuando veo el nombre de un cantante se que la historia no va por ahí (y no voy a caer en el chiste fácil), sino que se a ciencia cierta que el personaje en cuestión habrá soltado por su boca alguna frase antológica en contra de los “internautas”, aunque también se que su objetivo realmente es promocionar su último “trabajo”. Ya se sabe que es bueno que hablen de uno aunque sea mal.
Es algo parecido a mi intención con el título de este artículo. Llamar la atención. De otra forma este artículo pasaría sin pena ni gloria… y creo que con este título también, pero cabe la posibilidad de que con algo así, provocador, consiga la atención de un par de lectores más.
Imaginad un mundo irreal. Año 2015. La STAE (Sociedad de Tintoreros Autónomos de España) ha conseguido ser reconocida como “la Industria” (con mayúsculas). Un tintorero, tampoco tiene que ser de los mejores, ha sido colocado a dedo de ministro. Y es que la “Industria” no quiere darse cuenta que la sociedad evoluciona, que la tecnología permite que las amas de casa puedan lavar la ropa en su casa, secarla con sus nuevas secadoras, plancharla con sus modernos centros de planchado y ¡¡hasta quitarle las manchas!!. No quieren ver que contra eso nada se puede hacer, que intentar evitar que las amas de casa hagan esas cosas en el siglo XXI es casi imposible. Ellos quieren seguir ganándose la vida lavando prendas sencillas, como unos calzoncillos de algodón. Ellos no quieren ganarse la vida demostrando ser unos profesionales en el reconocimiento y tratado de los tejidos y prendas más delicadas, en el tratado de las pieles más difíciles. Ellos quieren seguir viviendo de la ropa que limpiaron en la década pasada a ser posible.
Un buen día la STAE consigue que el gobierno les deje cobrar un canon. Por cada lavadora que compre un ama de casa le vamos a cobrar un pico para repartir entre la Industria. Por cada secadora lo mismo. Y por cada plancha. Incluso por cada lavavajillas, por si alguna lista se le ocurre usarlo para lavar la ropa. Por cada detergente y por cada quitamanchas. Además consigue que el ministro puesto a dedo saque una ley que permita cerrar cualquier página web donde se ofrezcan consejos de limpieza. Ni siquiera en la página limpian la ropa. Sólo dan consejos. ¿Pero qué se han creído estas amas de casa? ¿Que pueden limpiar la ropa en su casa sin llevarla a una tintorería? Lanza inspectores por los parques y si pillan a una madre quitando la mancha del pantalón que se ha ensuciado el niño, multazo al canto.
Cuando un tintorero afamado (que no quiere decir que sea un excelente profesional), por ejemplo llamado Alejandro Dalma, abre una nueva tintorería en la ciudad, ofrece alguna entrevista diciendo cosas como que “las amas de casa son unas ladronas asquerosas. Lavan la ropa en su casa. Compran quitamanchas en los supermercados, esos sitios que se lucran vendiendo cosas, y las muy sinvergüenzas, en lugar de llevarnos los calzoncillos de algodón a la tintorería, lo hacen en casa!!!! Y no se dan cuenta que cuando tienden un calzoncillo en la terraza es como si un cabrón le hace una foto a tu hija y la cuelga en un web de contactos. Si las amas de casa no lavaran la ropa en su casa, en lugar de ir en este Ferrari, me podría comprar un Porsche todos los años. Malditas ladronas, hijas de una hiena!!!!!”. Obviamente ante estas cosas, las amas de casa ponen a Alejandro Dalma a caer de un burro, pero de forma indirecta, todos nos hemos enterado que ha abierto una nueva tintorería (y eso que no es de las mejores) en el barrio.
Obviamente que esto está llevado a un extremo. Afortunadamente los tintoreros no son así. Son profesionales que tienen que acomodarse a los tiempos que corren, sabiendo que la gente lava la ropa fácil en su casa y que ellos tienen que poner todo su empeño en especializarse en tratar ropa delicada. Y si alguien le lleva unos calzoncillos de algodón por simple comodidad, porque así no te tienes que preocupar de quitarle la mancha, etc… ellos no te van a insultar. Te lo agradecen. Saben que un día tuvieron que dejar de teñir la ropa porque ya no merecía la pena. Y si un buen día las lavadoras domésticas le quitan todo el trabajo, con todo el dolor de su corazón tendrán que cerrar su negocio y dedicarse a otra cosa, porque contra el avance de la sociedad y de la tecnología, nada se puede hacer.
Siempre he dicho que los cantantes tienen que empezar a ver que su negocio no es vender plástico. Porque eso se ha terminado ya. Los discos deben considerarlos como objetos de colección o para un capricho. Tienen que darse cuenta que tienen que vivir de sus conciertos, que es algo que no se puede reproducir en el salón de mi casa. Que tienen que demostrar que son buenos profesionales delante de 10.000 personas en directo. Si, ya lo se, que todos no son capaces de hacerlo. Que ir de gira es muy duro, y que grabar un disco y pretender vivir de eso es una tentación. Pero chicos, es lo que hay. Y si no, ya sabéis. La recogida de la aceituna os espera.