Esta mañana estaba a punto de cruzar por el Puente de América, cuando un señor, con acento muy maño, me dice: "Perdone usted. ¿Sabe cómo quedó ayer el Zaragoza y el Valencia?". Y no, no lo sabía. Se lo he hecho saber de la manera más amable que el frío que llevaba me permitía, acompañado de un gesto de "lo siento".
Es paradójico que entrando en el barrio más futbolero (por lo del Iberia) de Zaragoza te hagan esas preguntas. Y encima, a los pocos pasos, te encuentras con el bar Fútbol, en la esquina de Lasierra Purroy con la Avenida de América. Todo esto me ha llevado a ir pensando hasta que llegaba al piso que cada día veo menos fútbol. ¿Y eso? Pues la verdad no me lo explico. Teniendo la suerte de vivir en una ciudad con equipo de Primera División, con una visita al menos del Betis por temporada (ya hace dos que no voy a verlo), y con el montón de fútbol que ponen por televisión (que ya no veo casi)... la única explicación que se me ocurre es que ya no se juega al fútbol como antes. O es que eso de veinte tíos (no cuento los porteros) corriendo detrás de un balón ya no da para más. Al menos para mí.
En fín. Pues eso.