Hoy dice el 20 Minutos que los autobuses de Zaragoza están detenidos casi la mitad del tiempo que dura el recorrido, y sacan unos datos de tres líneas largas (23, 33 y 44) que así lo afirman. Y yo diría que han salido hasta beneficiados. Con el 23 he llegado a tardar más de una vez casi una hora desde el Carrefour hasta el Parque de la Paz.
Los políticos nos piden que usemos los medios de transporte público, pero está claro que en muchas ocasiones no te puedes permitir el lujo de perder una hora en hacer un recorrido de unos cuantos kilómetros.
Dicen que los autobuses de Zaragoza son de los mejores de España. Si esto es así, espero no tener que usar nunca un medio de transporte público en ningún otro lugar. Está claro que la solución a todo esto sería el metro, puesto que Zaragoza cada día que pasa está más colapsada, y contra eso, salvo que los autobuses volaran, difícil solución le veo. Sin embargo se podían tomar alguna solución que parece lógica y no sería difícil de llevar a cabo. Sin pararme a analizar la cuestión mucho, he observado que hay ciertos recorridos desesperantes. Por ejemplo, la bajada del 33 desde el puente de América hacia El Corte Inglés de Sagasta, donde hay semáforos a los 10 metros de las paradas o viceversa. ¿No se podrían crear las paradas-semáforo? El autobús aprovecharía los semáforos en rojo para estar estacionado con las puertas abiertas, recogiendo a gente. Cuando se pusiera verde, saldría, con lo que habríamos matado dos pájaros de un tiro, como se suele decir. Lo que no es lógico es que se haga una parada, cierre las puertas, meta el morro del autobús en la carretera, y cuando la parte trasera del mismo casi no ha dejado la parada, ya tenga que volver a pararse porque el semáforo está en rojo. Arranca, nueva parada, arranca y a los diez metros otro semáforo. No, no lo veo lógico.
Y como esta seguro que habría muchas otras soluciones que harían los recorridos más ágiles y atractivos a los usuarios. Ahora, como siempre, hace falta ganas, que no las hay.
